PENOSA CRISIS DE
AUTORIDAD EN EL PERÚ
Sigifredo
Orbegoso V.
Por definición la autoridad es
“la persona que tiene el poder y el derecho para mandar y para hacerse obedecer”
por disposición de la ley, y también porque es una persona respetada por su
capacidad intelectual y virtudes morales. Este concepto se hace extensivo también a las instituciones.
En el Perú ¿cuál de los Poderes del Estado y de la
“Instituciones tutelares” constituyen un paradigma de idoneidad y moral como
para ser emuladas y obedecidas sin reparos y sospechas? ¿El Ejecutivo bisexual
en el que al final no se sabe quién decide, seguida por una comparsa de
ministros que más bien parecen áulicos
de viejas monarquías que de una República democrática? ¿Cuál es el Proyecto
Nacional que ejecutan?
¿Qué decir de un Congreso en
que la mediocridad pareciera ser el requisito para acceder a una curul – con la
excepciones que confirman la regla – y además afectados de una angurria crematística
deplorable, como lo son sus ansias de figuración? ¿Dónde están los “patricios”
de otras épocas? ¿Y el Poder Judicial con
su crónica falta de ética y sumisión a los poderes políticos o económicos,
muchas de cuyas sentencias y liberaciones de criminales son escandalosas?
Las FF.AA lamentablemente
tampoco son ajenas a esta triste realidad, sobre todo en la compra de
armamentos como cohetes que les revienta en la cara, o compras por grandes
montos que se hacen sin licitación o a quienes venden más caro y de peor
calidad. Estos hechos se denuncian pero
nunca se responden. ¿Será porque los compradores están bien lubricados y les
resbala? ¿Y la Policía? No se sabe
cuántos siguen creyendo en que “El honor es su divisa”, y cuántos piensan que
es mejor alquilar sus armas a los delincuentes u otros pasarse a las huestes
del hampa y ser abatidos por sus ex compañeros honestos que luchan contra el
crimen.
Y todo esto se refleja
penosamente en la vida diaria. Un botón de muestra: el tránsito vehicular en
una ciudad es esencial. En nuestro país, en la capital y en algunas principales
ciudades es un caos, peligroso y estresante. Los choferes – cuyo perfil
cultural e higiénico deja mucho que desear – hacen simplemente lo que se les da
la gana: nadie se “cuadra” para que suban o bajen pasajeros, lo hacen en medio
de la pista en un cruce. Los micros, combis y taxis conducidos a veces por
muchachos con todo el aspecto de tarados, cierran el paso, se suben a las
veredas para avanzar, etc. Paraderos, que otrora había, simplemente no existen.
Las famosas tranqueras han proliferado por todas partes lo que indica que el
negocio rinde. Pronto pondrán alambradas
dizque para evitar los asaltos y robos
¿se han evitado? ¿Y la policía, el
serenazgo y seguridad ciudadana? ¿Patrulleros, motocicletas uniformados para
qué? Más se ha ahorraría y menos molestia causaría decretar el “Toque de queda”
y se acabó. En ningún país civilizado - aún del tercer mundo - hemos visto se
recurra a estos “métodos” para “ordenar” una ciudad y esto sin hablar de los
rompemuelles cuyo nombre desconocen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario