LA
POLÍTICA EN LAS UNIVERSIDADES
A
lo largo de la vida universitaria he buscado el verdadero concepto de política;
pero no como el arte, sino como el concepto real que debe mover a todo
universitario en formación profesional. Ese, que lo llene de ideales de
justicia, honor, lealtad y sobre todo desarrollo social. Pero hasta el momento
no lo he podido encontrar, pese a que en todas estas casas de estudio superior,
explican cuan “humanísticas” pueden ser. Entonces: ¿Quién forma al hombre, para
que éste haga política a lo largo de su vida?
No pretendo entrar en
un terreno de expertos, pero sólo pretendo llegar a un punto mínimo de
entendimiento que motive la reacción real de los estudiantes que dejan de ser
alumnos, y desarrollen en pleno su derecho de ciudadano y por consiguiente, el
de hacer política.
En este caminar
universitario, breve aún, percibí que se han confundido los conceptos y
definiciones sobre política; que, sumada al desinterés de la lectura e
investigación, nos lleva a un punto de mediocridad, que es y será aprovechado
por cuanto apasionado del poder aparezca. Así generamos una falsa democracia,
que permite la masificación de agrupaciones con intereses no comunes, que
distan mucho del concepto de política, que es la actividad orientada en
forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo para alcanzar ciertos
objetivos de desarrollo común.
Entiendo también que pasamos por un
proceso de maduración, sobre estos temas, donde el fanatismo político llegó a
extremos y sumió a las universidades públicas en días caos. Nadie quiere recordar
esos años de universidad, pero si debemos tomarlo como punto de partida para
fomentar una nueva cultura política, donde el razonamiento y la apertura de
ideas, nos permitan llegar a concepto que define esta ciencia.
Respetar las ideas, es la primera
labor de los docentes, jefes y directivos universitarios. Orientar con
argumentos claros, es la labor de los maestros (ya quedan muy pocos), para
permitir una apertura de mente que nos lleve a fines comunes, sin color
político, ni bandera que gobierne. Estas obligaciones deben fomentarse en las
universidades, para que los próximos profesionales asuman su rol con esa
característica o valor diferencial, que tanto promueven las universidades.
El humanismo, la ciencia, la
investigación y el desarrollo social. No es pretexto para que las instituciones
de formación superior privada, sean ajenas a este ideal de política; por el contrario son las primeras
llamadas a invertir en escuelas que también formen líderes, pero líderes con un
alto grado de responsabilidad y que defiendan el concepto de política en las
universidades, para lograr el bien común.
No hay disculpa si mezclamos la
interpretación de la política actual en las universidades; porque sólo hay una
definición de política y es la que todos debemos entender, comprender e
interiorizar; solo así daremos ese primer paso para ser ciudadanos libres y
profesionales responsables y comprometidos con el desarrollo social.
Publicado en el diario la Industria de Trujillo el sábado 16 en la Pag A2, sección editorial.
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