viernes, 28 de noviembre de 2008

Muerte primaveral o la vida infernal.

Que del mañana si el hoy ya se fue, rezaba siempre mi alma cuando se le preguntaba si sentía que vivía. Como no recordar esos gratos momentos entre noches frías y días negros, cuando mis dedos temblorosos buscaban tu sonrisa entre tanta ausencia.

Y cuando otros reían me sentía tan mal que piel regresaba a su estado de descomposición, era desesperante saber que la felicidad estaba solo cerca a mí. Nunca en mí, por eso presentía que no tenía vida. Creo que era un juego al que nunca se me invitó, pero se me obligó y punto. Era como el crecer sin saber que estabas cambiando.

Ahora que simplemente ya no soy el mismo, busco ese crecimiento perdido, lleno de falsas alegrías y pasiones escondidas por aun no se qué. La verdad hasta yo mismo me pregunto porque me tocó vivir algo que nunca pedí, una existencia que no sentí y sobre todo una responsabilidad que me toco vivir. Vivir.

Entonces, que del mañana que le pueda tocar a mi nefasto vivir, si sé que ya no existo, que he perdido hasta el gusto por la muerte porque a diario la siento tan agria y asquerosa que me dan ganas de cambiar. Y para lograr eso debo ser bueno y entender que ni la muerte ni la vida te darán todo lo que tu buscas, porque lo que buscas solo está en lo que tú quieres sentir. Sea la muerte primaveral o la vida infernal.

No hay comentarios: