viernes, 24 de septiembre de 2010


lunes, 6 de septiembre de 2010

Quién gana en política?...dudo que nosotros

Mi salario me obliga a caminar diariamente al trabajo y es en ese recorrido cuando tengo la oportunidad de ver a diario situaciones diferentes del trujillano común (como yo), del promedio y del que si se puede comprar una camioneta nueva cada seis meses. Fue en una de esas caminatas obligadas que empecé a ver como las avenidas se inundaban con coloridos paneles y pancartas, desde las más pequeñas y grandes. Una encima de otra sin importar el poste donde se encentre, o si es que destroza el bien público o privado; y para completar todo este panorama legal, si contamina o no visualmente.

Y toda esta guerra “financiera”, entre Perú posible – súmate; Apra, fuerza social, App y los disque independientes, gana quien más dinero tenga para seguir colocando paneles más grandes que el de la competencia, o pauteando más publicidad electoral en los medios de televisión local que se pelean a cada candidato y otros medios que ya le han declarado la guerra a alguno de ellos. Entonces ahora me veo obligado a escribir estas líneas en plena coyuntura electoral.

Quiero empezar planteándome esta pregunta: ¿Quién gana es todo esto: el candidato o el ciudadano organizado?; ¿Quién pierde en una elección: el que no alcanzó el sillón municipal o el del gobierno regional; o toda una ciudad, provincia o región?

Desde que tengo uso de voto, he sido testigo por más de 15 años un mismo alcalde intentó hacer de Trujillo una ciudad importante, y si lo logró o no? Es una pregunta que cada trujillano puede responder con la razón o con el corazón (porque el trujillano es aprista sin saber que es apra). Entonces luego de 20 años un alcalde no aprista hizo llorar a un bien alimentado presidente de la república. Desde ese instante esta ciudad quedo olvidada y marginada.

Ahora desde un punto adulto y con mayor conciencia es importante aportar este sub tema.

EL CIUDADANO ES RESPONSABLE POLITICAMENTE:

No, por donde se mire. Estamos muy mal acostumbrados a recibir y lo que es peor; contentarnos con las dadivas que los políticos nos lanzan antes de la hora de las elecciones. Si eso es cultura ciudadana, prefiero ser inculto por siempre.

Ahora quien mueve a la gente y porque; de verdad necesitamos pistas con alta tecnología para tener más autos que nos contaminen el ambiente; o nos urge más espacio verde para poder pensar en un futuro para nuestros hijos. Nadie dice que la tecnología no es importante, pero de que nos sirve si no sabemos usarla apropiadamente. Ese mismo pensamiento se replica en la política, de que nos sirve votar por otro candidato si no ganara, y al final gobernará quien tú no elegiste. Eso desde mi concepción se llama irresponsabilidad porque hacemos gala de una madurez política como ciudadano y al final nos vemos obligados a votar por simple herencia familiar o porque somos rebeldes a la vieja guardia o simplemente buscamos una opción no conocida.

No hay partidos políticos en el país, pero si hay organizaciones o agrupaciones que a su manera eduquen, sin ofrecer comida, al ciudadano. Un ciudadano que queda huérfano luego de las elecciones, porque nunca más será escuchado y seguirá en su realidad.

MODERNIDAD:
Escuchaba con atención a viejos revolucionarios que hacían lógicas comparaciones entre ciudades de la misma edad, pero mientras una tiene metro, teleféricos y demás alternativas de la modernidad, la nuestra sigue hundiéndose en su historia, que se cae a pedazos por una mala política de conservación o por el miserable presupuesto que se le da a esta región.

Lo real es que nuestra ciudad en plena modernidad, solo tiene tres aros viales, una desordenada ciudad que ya no puede crecer horizontalmente, sino verticalmente. O simplemente nada que otras ciudades, como Barranquilla en Colombia o Guayaquil en Ecuador, tienen ya desde hace buen tiempo atrás.

Eso se logró no solo con la decisión de sus políticos, si no a la conjunción de poderes con el más importante: el del pueblo (un pueblo educado, ordenado y culto). Algo que no está por ahora en las propuestas de los políticos: educar a su gente. Corregir los errores y enseñarles a cazar cuando tienen hambre. Pero como se podrán sustituir todos esos programas paternalistas que durante años se usaron en elecciones de nuestro país.

Cómo cambiar el concepto de política, que solo beneficia a unos cuantos y no al pueblo en su conjunto. La respuesta es simple: educación. Solo así saldremos del hoyo donde estamos metidos por los políticos de siempre, los de derecha, los de izquierda y los que levantan la bandera de independencia luego de haber renunciado a sus agrupaciones políticas.

EL FINAL LLEGA EL 3 DE OCTUBRE
Es un final cargado de política “guerra sucia”, donde las ofensas, los cuchillos y golpes bajos no faltan. Ahora entiendo porqué nunca cambiaremos esa primitiva cultura, los mismos candidatos los promueven, usan a su antojo y sobre todo aplican cuando les es útil y necesario. Y este tres de octubre del 2010, que gane quien deba ganar: el pueblo, los ciudadanos de a pie, que a diario soportamos robos, calles sucias, contaminación, etc, etc.

Lamento que todo este clima de pobreza espiritual se viva en cada momento electoral; esta misma carencia esta en cada uno de los trujillanos, liberteños y peruanos. Por eso somos nosotros maleteros, envidiosos, corruptos. Y es que tenemos de donde aprender: Alan García, Toledo, Fujimori y demás políticos que solo han servido a los intereses de los más poderosos, olvidando para siempre a los del pueblo.

Por eso este tres de octubre termina esta primera parte del circo político, que tendrá su segundo round en abril próximo cuando se decida quien seguirá protegiendo los intereses de los ricos. Esos que en el Perú hacen lo que se les da la gana. Porque en este país se dice: dime cuanto tienes y te diré cuanto vales

ANTROPOLOGIA DE LA REFORMA AGRARIA


ANTROPOLOGIA DE LA REFORMA AGRARIA DEL GENERAL JUAN
VELASCO ALVARADO
Por: Percy J. Paredes Villarreal
En el año de 1994, a la Universidad Nacional de Trujillo, específicamente a la Facultad
de Ciencias Sociales, llegó Enrique Mayer Antropólogo peruano, que durante mucho
años había estado radicando en los Estados Unidos, trabajando como profesor en la
Universidad de Yales; pero que, llega al Perú para realizar un estudio de investigación
relacionado a los 25 años después de la Reforma Agraria, aplicado por el General Juan
Velasco Alvarado.
Enrique Mayer, es muy conocido, por su trabajo antropológico vinculado o relacionado
a la economía campesina; por lo que, dentro de este aspecto tiene una gran autoridad
académica para poder describir, y opinar en relación a este punto.
Al llegar a la ciudad de Trujillo, logra conectarse con el prof. José Elías Minaya, con
quién coordinan y programan una serie de visitas a los diferentes emporios azucareros
en la Región de La Libertad, su objetivo era conversar y entrevistar a dirigentes
gremiales, ex dueños y también a los ex trabajadores de aquel entonces en que se dio la
Reforma Agraria; esta visita a estos lugares le debería permitir recoger su opinión e
impresión relacionado a 25 años después de la implementación de la Reforma Agraria
en nuestro país.
El Profesor Minaya, me llama y me pide que lo apoye al Prof. Enrique Mayer, en las
salidas de campo; ya que, como yo vivo en el Valle Chicama, y estaba en contacto con
los sectores cañero, le parecía de utilidad mi presencia. Por lo que, ante esta invitación
que lo acepte gustosamente me embarque en esta experiencia etnográfica. Nos reunimos
y coordinamos los días de salida, la hora, los lugares a donde íbamos a ir; del mismo
modo, yo me encargaba de ver a los informantes, con quienes Enrique Mayer podía
comunicarse y conversar.
Así mismo, durante el viaje, aprovechaba conversar con él, sobre diversos temas de
actualidad, economía y política internacional.
Mayer, llegó a este lugar en su jeep de color verde y acompañado de su asistente, que
era Dany, un estudiante de Antropología que estaba culminando sus estudios,
perteneciente a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Le acompañaba su
grabadora pequeña, donde recogía la información, producto de la entrevista que sostenía
con los informantes.
Pudimos hacer un equipo de trabajo muy interesante, en las salidas de campo,
aprovechamos participar, escuchar los testimonios y también hacerles preguntas a los
informantes. En aquella oportunidad, pude ver como nuestro colega Mayer, solamente
se limitaba a hacer dos preguntas y también hacia mucha observación; el no hacia
ningún tipo de opinión, ni tampoco se dedicaba a comentar la información vertida por el
entrevistado.
Del mismo modo, sacaba su libreta de campo, y comenzaba escribir algunas cosas que
le llamaba la atención; recuerdo, que en aquel momento, me intereso estudiar los
cambios socioeconómico que se dieron en lo que ahora es el Centro Poblado de Chiclìn,
anteriormente era Hacienda perteneciente a la Familia Larco, posteriormente se
incorporo a la cooperativa Cartavio y luego se separo, para convertirse en Empresa de
Sociedad Anónima. Por lo que, conversando con el podía orientar mi interés etnográfico
y teórico de este estudio.
La visita que sostuvimos a las Industrias Azucareras, fue cerca de una semana,
visitamos Laredo, Casagrande, Cartavio, Chiclìn y otros anexos más. Pudimos
conversar con personas que estuvieron vinculado a la Reforma Agraria, y en particular
al sistema cooperativo. El trabajo de campo fue algo muy importante en mi formación
profesional, que hasta la fecha lo sigo manteniendo.
En aquel entonces en la facultad de Ciencias Sociales, nosotros habíamos constituido el
Circulo de Investigación “José María Arguedas”, y aprovechamos la visita de Enrique
Mayer, para que realice una exposición cuyo tema fue: “Economía y Neoliberalismo”,
esa noche del evento, como nunca antes visto, el auditorio de nuestra Facultad estuvo
completamente lleno, sorprendiéndonos a cada uno de nosotros; ya que, después de
muchos años el auditorio de la Facultad no había llenado su local.
Recuerdo, que la exposición fue muy descriptiva e interesante, que nos hizo entender la
coyuntura en que vivía nuestro país; aprovechamos grabarlo, y luego fue publicado en la
Revista de la Facultad de Ciencias Sociales, de la UNT.
Al despedirnos de Enrique Mayer, el se me acerco y me quiso dar una propina; pero le
dije que mejor le de al director del Circulo de Investigación, como colaboración para la
publicación de la revista, que en aquel entonces teníamos. En aquel entonces era Carlos
Montalbán, el compañero encargado de la elaboración de la Revista denominado
“Tercer Milenio”; de esa manera pudimos publicar otro numero de la revista.
El profesor Mayer, me dio su correo electrónico, y me pidió que nos comunicáramos
permanentemente; pero no era posible, porque en aquel entonces en nuestra Universidad
no había Internet.
Después de su partida nunca más supe de el hasta que en el mes de Julio, ingresando a
la pagina Web del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), pude leer la publicación de
Enrique Mayer, cuyo título es “CUENTOS FEOS DE LA REFORMA AGRARIA”,
se me vino la curiosidad y el interés por leer su libro.
Debido a que me encuentro trabajando en el Distrito de Pueblo Nuevo (Provincia de
Chepen, en la Región de La Libertad), en la ONG AYNE PERÚ TRINITARIAS
SOLIDARIDAD Y DESARROLLO, me es casi imposible poder viajar entre semana
y/o acudir a Lima para adquirir el libro que lo venden en el IEP.
Aprovechando un día de gestión en la ciudad de Trujillo, como siempre hago cuando
trabajo lejos, aprovecho darme una escapada a la facultad para visitar al profesor
Minaya y tratar de conversar un poco o algo rápido., En aquella oportunidad, lo visite
estuvimos conversando y me llevo a la fotocopiadora, para mostrarme un libro sobre la
Antropología Urbana en México escrito por Néstor García Canclini; y a la vez, me
enseño el último libro escrito por Enrique Mayer. No lo mire, ni tampoco lo revise,
atine a sacar mi billetera y comprar el libro fotocopiado.
Desde el inicio de la lectura hasta su culminación, me pareció muy interesante la
manera como describe el tema, recoge testimonios, productos de las entrevistas
realizadas a lo largo del País; genera una lectura muy amena, sencilla y didáctica, que
permite leerlo de una manera muy placentera, sin tener que confundirse, ni tampoco
encontrar palabras muy técnicas.
Del mismo modo, transcribe los testimonios de ex hacendados, empleados de las ex
haciendas, dirigentes sindicales, trabajadores que formaron parte de la Reforma Agraria,
e intelectuales y artistas que estuvieron vinculados a este tema, que fueron entrevistados
a lo largo y ancho del País, donde se aplicó la Reforma Agraria.
Lo cual es interesante, y recomendable como lectura para nuestros colegas que vienen
estudiando y de esa manera, podrían tener información fresca relacionado a la Reforma
Agraria, basado en testimonios de los involucrados, como si fuera un cuento. Y también
desde un enfoque antropológico.
En esta oportunidad no quiero centrarme en el tema de que si la Reforma Agraria fue
Buena o Mala, de que si la Reforma Agraria implico mejorar la calidad de vida de las
personas, si se liberaron porque fracaso, cuales fueron las causas, etc. En esta
oportunidad, quiero tocar un tema muy importante e interesante para todos aquellos que
somos antropólogos y que hacemos antropología tanto a nivel educativo, como también
a nivel profesional. Por lo que, quisiera transcribir lo siguiente:
“En la década de 1970, los análisis económicos y marxistas de clases inspiraban la
mayoría de estudios sobre la reforma agraria en el Perú contemporáneo y los efectos
que está tenía en esos años. En esos momentos era un enfoque razonable e interesante,
como lo testifican ampliamente las notas de los capítulos precedentes usan y citan estos
trabajos. Sin embargo, hay algo que falta en esos análisis: las personas como seres
humanos, sensibles, racionales e irracionales al mismo tiempo, delimitados por la
cultura y buscando otros horizontes simultáneamente; actores comprometidos con un
proceso que involucra sus energías, sus emociones, sus pasiones y sus instintos más
bajos. Estos aspectos están ausentes en tantos cuadros e índices estadísticos,
fotocopias, informes gubernamentales y descargados de páginas Web tan tediosos para
leer sobre la reforma agraria peruana que atiborran mi estudio. De manera que
cuando llegue a concebir este libro, después de muchos intentos fallidos, decidí
centrarme en las personas, mi método iba a ser el testimonio; mi recurso, las
memorias; el resultado final, una colección de cuentos hilvanados por el tema general
de la Reforma Agraria. Espero que lo que era estéril sea ahora algo vivido.
Ya he indicado en el prefacio que en ciertos momentos los actos de evocación se tornan
en malos sueños, en parte debido a la intensidad que implica el revivir los estados
emocionales, pero también debido a que cuando se recuerdan los sueños estos tienen
una estructura narrativa en la que el “yo” ve al “yo” en el sueño disociado, y al mismo
tiempo, estrechamente vinculado a la misma persona. Como en los sueños, y no
obstante de manera diferente en el acto de evocación un puente emocional vincula los
eventos presente, con los pasados. Pero al hacer memoria, al reunir remembranzas a
través de testimonios, las evocaciones, la escritura de memorias, la poesía, el teatro, la
ficción o al hacer historia, se centra en contacto con los sueños, solo por asociación o
referencia. En un contenido emotivo, las memorias pierden su poder evocado, las
revoluciones, dado que son momentos en los que las emociones son intensas, pueden
ser evocadas años después.
No todos los sueños son malos sueños, y el sueño como metáfora es también apropiado
en el estudio de la reforma agraria; ya que, como Martín Luther King se percató
también, la gente tiene sueños visionarios de una vida mejor y de la posibilidad de
superar las condiciones de opresión contra las que lucha. Ninguna reforma agraria
puede existir sin un sueño de lo que será en el futuro, ningún político o tecnócrata
puede comprometerse en una política o programa sin una imagen del futuro.
Lamentablemente, la utopía tecnocrática de Velasco fue anodina, mal definida y
desbridad. En la acción, se alimentó más de la venganza y del odio que en la
construcción de una mañana de solidaridad. Hugo Neyra (1996:432) recuerda al
Estado de Velasco como un monstruo frió, un ogro filantrópico (esta última es una
paráfrasis de Julio Cotler). Las utopías agrarias y los sueños del futuro fueron ideadas
desde hace mucho por los pensadores mesiánicos de la década de 1930. Los
lugartenientes de Velasco solo ejecutaron planes fríos sin contenido emocional o sin
una imaginativa visión de las cosas que están por venir. Del mismo modo, el líder de
Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, nunca esbozo como sería su “estado de una
nuevo democracia”. Ambos fueron revoluciones sin humor, ambas se alimentaron de
odio y ambos definieron enemigos de clase” (2010:329-330)
Esta parte transcrita, nos permite entender y ver como es que las ciencias
antropológicas, en los diversos estudios no ha sido incluido, como el elemento humano,
como sujeto involucrado en los diversos cambios; para ello, es importante entender a la
persona como un sujeto, que actúa en base a intereses y tiene voluntad para generar
cambios.
Es verdad que la Reforma Agraria, significó acabar con la explotación descarada
existente en nuestro país; pero también tuvo muchos errores y tropiezos, que
imposibilitaron su sostenibilidad. A partir de aquel día, en que se da la Reforma
Agraria, los peones se convierten en ciudadanos, tal como lo describe Enrique Mayer, y
en el cual compartimos.
Dentro de este aspecto, la parte etnográfica como soporte científico y elemento
fundamental de la Antropología, tiene su valor muy significativo e importante; pero que
en muchos de los casos, la formación antropológica, se centra más en los trabajos
cuantitativo que en lo cualitativo; desdiciendo la esencia fundamental de esta ciencia
social que es el aspecto humano.
Quiero concluir invitándolos a cada uno de ustedes, en particular a mis colegas
antropólogos docentes y estudiantes, profesionales; porque es una lectura amena, y es la
reconstrucción de la Historia de estos lugares, a partir de sus propios protagonistas y
actores, que testimonian y relatan los hechos sociales, como si fueran cuentos, pero no
cuentos feos ni malos, sino cuentos que ellos vivieron y fueron protagonistas de este
cambio trascendental de vivió nuestro país.