martes, 18 de agosto de 2009

PROPUESTA PEDAGÓGICA

PROPUESTA PEDAGÓGICA

La educación universitaria se ha convertido en los últimos años, objeto de análisis por parte de los políticos, gobiernos, intelectuales, etc., En el fondo, se ha revalorado la función transformadora de la educación superior. Al mismo tiempo, las universidades, para cumplir con su responsabilidad social, han iniciado una serie de acciones, como trabajar en función a planes estratégicos , que incluye a la Misión institucional, que es percibida como el compromiso que la comunidad universitaria adquiere frente a la comunidad.

La Universidad César Vallejo ha explicitado su Propuesta Pedagógica, que debe entenderse como un conjunto articulado de ideas orientadoras: objetivos, valores, perfiles ideales del maestro y del alumno, perfiles pedagógicos que guíen el trabajo del docente y del alumno; y, al mismo tiempo, debe sugerir el tipo de profesional que se aspira formar, las competencias a desarrollar, las estrategias metodológicas, las formas de evaluar los aprendizajes, etc. En efecto, la UCV debe formar profesionales para que creen sus propios puestos de trabajo, sustentados en sólidos valores éticos.

En esta perspectiva, ofrece Currículos por Competencias, para ser coherente con las exigencias de la sociedad del conocimiento y de los nuevos mercados laborales, sin descuidar el desarrollo integral del ser humano. Se trata de entender que los seres humanos tenemos una inteligencia cognitiva y otra emocional, que tenemos necesidades y aspiraciones, que somos capaces de asumir responsabilidades libremente, que somos ciudadanos de nuestra localidad y del mundo.

Por tanto, la formación integral nos obliga a desarrollar en nuestros alumnos, procesos de hominización, para desarrollar su autoestima, el liderazgo; procesos de socialización, para lograr que nuestros alumnos asuman responsabilidades como miembros de su familia, de su comunidad y del mundo; y, procesos de culturación, para que nuestros alumnos tomen consciencia que procedemos de una cultura milenaria y que formamos parte de la cultura local y mundial.

El Humanismo considera a la sociedad como una totalidad, cuyas partes están interrelacionadas y que su funcionamiento es complejo, por la diversidad de la misma. Los procesos migratorios, en la actualidad, han profundizado la diversidad cultural, política, social y económica, en todo el mundo. Frente a esta realidad, tenemos que aprender a vivir juntos, en base al respeto mutuo.
Educar es, pues, socializar. La sociedad influye en el proceso educativo. Según Julio Pimienta, ésta “Dicta los fines educacionales a las instituciones de cada sociedad (familiares, escolares, religiosas, industriales, etc., atendiendo a la institución política, que es el Estado); son transmisoras, aunque en diversos grados y modalidades, de los estereotipos culturales dominantes en dicha sociedad” (1). Las actitudes, habilidades y conocimientos de los alumnos son los resultados de dicha dependencia, que, por efectos de la globalización, cada vez más, estamos inmersos en procesos de homogeneización.

La UCV se acercó al Constructivismo. Enfoque psicológico que tiene varias orientaciones e incluso ha sido objeto de críticas; pero ninguna institución académica lo ha rechazado de plano. Su punto de partida es que “los seres humanos construimos activamente nuestro conocimiento, basándonos en lo que sabemos y en una relación también activa con los otros con los que interactuamos” (2). Es decir, además de nuestro esfuerzo, la cooperación del grupo y la orientación del profesor, nos permitirán descubrir nuestras potencialidades y así avanzar.
Según Coll “su utilidad reside en que permite formular determinadas preguntas nucleares para la educación, contestándolas desde un marco explicativo, articulado y coherente y nos ofrece criterios para abundar en las respuestas que requieren informaciones más específicas”(3).
Esta concepción convierte al alumno en el centro del quehacer educativo y al profesor, en orientador. Ambos deben contribuir al desarrollo de Competencias, acordes con las nuevas exigencias sociales. Las competencias tienen dimensiones: las capacidades intelectuales (saber hacer algo), los contenidos (saberes) , las actitudes (ser), la idoneidad ( solvencia académica) y la responsabilidad ( toma de consciencia de los efectos que pueden generar nuestras opiniones y actuaciones . Su desarrollo exige la puesta en marcha de las llamadas metodologías activas, como el Aprendizaje Basado en Problemas, Análisis de Casos, Metodología de Proyectos Educativos, Seminarios, etc.

Esta propuesta no es nueva. Los pedagogos: John Dewy., Kilpatrick , Decroly, entre otros, en el Siglo XIX ya lo practicaron, para responder a los desafíos de su época, caracterizada por el desarrollo de la sociedad industrial, que exigía resultados y especialización, para cuyo efecto, las contribuciones de la psicología conductista fueron decisivas. Ésta percibió al aprendizaje sólo como producto y no como proceso.

Los profesores, en vez del conductismo, se inclinan por el paradigma socio-cognitivo, donde los contenidos y los métodos son medios para desarrollar capacidades y valores. En este sentido, los aportes de Piaget, Ausubel, Vigotsky, Rogers, etc., son imprescindibles. Por consiguiente, el desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje tiene que basarse en la problematización, como medio altamente efectivo para estimular la actividad constructiva de los estudiantes. Los profesores deben proponer actividades problematizadoras, para que los estudiantes, al involucrarse en su solución, desarrollen sus capacidades, actitudes, etc., trabajando en equipo.
Esta modalidad de trabajo obliga a los alumnos a obtener información apropiada para solucionar la actividad propuesta, a partir del reconocimiento de sus saberes previos. De esta manera, se estimula el desarrollo del pensamiento crítico y creativo. Esta opción no significa que todo lo realiza el alumno. La orientación del profesor es indispensable.

Los docentes universitarios, por tanto, tienen que planificar sus actividades. Pues, se trata de lograr metas. Los aprendizajes buscados no pueden confiarse sólo a las cualidades artísticas de los docentes. Ellos deben planificar sus actividades educativas, implementarlas, desarrollarlas y evaluarlas para luego, retroalimentarlas, si fuera necesario.

Nuestros currículos de formación profesional comprenden tres áreas de trabajo:
1) Formación General, cuyo propósito es formar a la persona, desarrollando sus actitudes, valores, su responsabilidad social, y otras capacidades generales. 2) Area Profesional, que tiene relación con el desarrollo de competencias de la carrera profesional; y, 3) Las Prácticas Pre- Profesionales, que la realizan en los dos últimos años, en las empresas, con la finalidad de familiarizarse con las formas de trabajo empresarial.

Los siguientes principios sustentan el desarrollo de la Propuesta Pedagógica:
1. La educación universitaria es un derecho fundamental de la persona.
2. La UCV promueve la formación integral de sus alumnos, mediante el desarrollo de procesos de hominización, socialización y culturación.
3. La formación profesional busca la calidad académica y la responsabilidad social y ética de los alumnos y alumnas.
4. El trabajo universitario se orienta al desarrollo de competencias generales y específicas, según las carreras profesionales.
5. La formación profesional se sustenta en la investigación, el desarrollo y la innovación tecnológica, en coherencia con el Currículo por Competencias.
6. El trabajo universitario se realiza en el marco de la interculturalidad y del respeto a las personas y su diversidad.
7. La formación profesional se sustenta en la pertinencia, y en libertad de pensamiento.
8. El alumno es el protagonista del quehacer universitario y el profesor funciona como orientador.
9. La calidad universitaria depende de la calidad de los docentes y de la gestión.
10. La capacitación pedagógica es inherente la trabajo universitario para asegurar el buen desempeño.

Referencias.
(1).Pimienta P, Julio. Metodología Constructivista. Ed. Pearson., México, 2005, p. 4.
(2) Ibidem. p. 8
(3) Coll, César y otros. Psicología de la instrucción: la enseñanza y el aprendizaje en la educación secundaria. Ed. Horizonte. Barcelona, 1999 p. 34-

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