miércoles, 9 de junio de 2010

Los días en la u de la vida…

Los días en la u de la vida…

Habían dos luces que prendían con dificultad en su camino, no tenía cigarrillos en los bolsillos y su chaqueta no protegía nada el crudo frio que en ese momento hacia por esa calle vacía. Sus zapatillas de casi marca conocida lo tenían listos para correr si así la vida lo requería. Es jean viejo y limpio siempre lo acompañaba en sus caminatas hacia nada en medio de sombras y luces bajas por calles tristes y abandonadas. Calles con un solo visitante. Él.

Pensó que la vida sólo le daría dos días; esos días llenos de clases en cada esquina; la u de la vida se decía, cuantas veces corría(a veces por su vida y otras en busca de comida). Mi alma vacía gritaba entre las sombras de cada calle por donde él vivía. Nadie sabía que existía; pocos lo vieron entrar a un cementerio de día. Nunca llevó flores sólo sus 10 dedos para rezar. Y junto a la tumba de su madre se echaba a llorar.

Algunos le pusieron nombre ya que nunca escucharon de él una sola palabra: Jorge, Manuel y hasta “el mudo” lo bautizaron. El nunca los miraba y su vida solo en su caminar transitaba. Cuando quedaba acompañado de esas luces opacas de cada calle, cantaba y lentamente sonreía. Ahí está ella, gritaba. Mamá, mamá llévame contigo no me dejes entre tan poca luz, mamá no me dejes…retumbaba su mente. Hacia afuera el mismo rostro duro, golpeado, como de los pocos sobrevivientes que se atreven a seguir caminando.

Ahí quedó él, atrapado en sus sueños, en sus palabras, en sus luces. Y en dos días de trajín en la u de la vida; comprendió que no tenía vida. No había mundo. Estaba solo. Y sabía que muy pronto las luces se apagarían. Así fueron sus segundos de lucidez, antes de dejarse morir en las mismas calles frías que a diario él recorría. Nadie lo enterró en un cementerio cercano a su madre. Lo llevaron a una escuela de medicina. Y en esa esquina quedó el nombre: “Los días en la u de la vida…”

Él se llamaba como yo, como tú y como todos los que a diario sienten morir parte su ser.


Por haav. Junio del 2010.

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