martes, 13 de octubre de 2009

Un Homenaje

Bien, empecemos. Definitivamente las personas son importantes (todas), porque siempre hacen cosas buenas al final de todo. Lo malo es que siempre se lo reconocemos cuando éstas ya no están más. Solo pretendo hacer llegar una aproximación de nuestra cultura en relación a los reconocimientos póstumos.

Sea o no cantante, militar, “político”, buen hombre, filántropo, o simplemente un peruano de a pie, manda nuestro sistema que solo serán homenajeados de viejos (muy viejos) o ya extintos. Pero que pasa con ese reconocimiento permanente, del “día a día”. Simplemente se perdió entre los minutos, las comidas rápidas, y el poco tiempo que tenemos para vivir.

Crecemos rápido cuando niños, envejecemos más rápido cuando adultos; y nos hemos preguntado qué hemos hecho para ser homenajeados diariamente, o mejor quién nos homenajea por nuestro diario transcurrir. Nadie. Así es, es nuestra realidad, nuestra cultura; tan pobre, carente de motivación, llena de envidia, celos y sobre todo rencor, porque todos se olvidarán de ti cuando los años dibujen soledad en tu amarillenta lápida.

Quiero entonces, hacer una pausa para recordar a aquellos que nunca son ni serán homenajeados. A mi amigo, a mi amiga, al señor que vende los diarios, a mis padres, a mis hermanos, a los que solo conocen el trabajo, a los responsables, a los que construyen, a los humildes, a mis abuelitos porque nunca les dije que eran importantes para mi; y a los niños quienes con su sonrisa nos dan un ejemplo de vida sin miedo, ni envidia, ni maldad.

Gracias por leer este pequeño escrito, que sale desde el corazón para aquellos que nunca fueron homenajeados. Porque hoy yo los doy mi humilde homenaje.

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