Sigifredo Orbegoso V.
Que en el Perú siempre ha existido racismo no es ninguna novedad. Resulta sí insólito y risible que con motivo del proceso electoral esos sentimientos negativos e irracionales en la actualidad, se hayan exacerbado al extremo de caer en el insulto y la procacidad. En el mejor estilo de Ku Klux Klan que hoy tienen que tolerar a un presidente negro en su propio país: Estados Unidos de N.A, desprecian y consideran que son incapaces de gobernar, nada menos que a los cholos en su propio país: el Perú.
Lo curioso es que esa “corriente” ha sido copada en las redes sociales de internet por los jovencitos miraflorinos de las huestes de PPK. Sin duda que ellos creen que el hecho de vivir o haber nacido en Miraflores los convierte en personas de “raza pura y superior”. Tal como ocurrió en la Alemania nazi de Adolfo Hitler.
Pero parece que ellos ignoran que para el racismo con pretensiones científicas y fundamentos filosóficos cuyo teórico más conocido fue Gobineau, consideraban también, al mismo tiempo, “razas inferiores” – física y mentalmente – no sólo a los negros, sino igual a los cholos, cobrizos, mestizos (en algunos restaurantes de EE.UU habían avisos que decían “aquí no entran ni perros ni mexicanos”) y algo – para el caso más importante – también es considerada raza “inferior” a la amarilla, es decir: a chinos y japoneses.
En este sentido si sus dardos de estos jovencitos estaban dirigidos a herir, evidentemente, al candidato Ollanta Humala, no se daban cuenta que también les alcanzaban a su “candidata” Keiko Fujimori que no tiene sangre azul sino amarilla, salvo error u omisión.
En un país, según Arguedas, de “Todas las sangres”, y en “el que no tiene de inga tienen de mandinga”, resulta ridículo y huachafo, que haya jóvenes o vejestorios que nos vengan con ínfulas de superioridad racial, como se creían varios estados o monarquías europeas del S.XIX que con ese fundamento consideraban tener derecho suficiente para invadir territorios africanos y a la fuerza anexarlos como Colonias a las que explotaban sus riquezas naturales y, lo que es más triste, implantaban la esclavitud lo que les permitía exportar negritos encadenados a distintos continentes.
A este paso no sería raro que pronto veamos desfiles por la plaza Kennedy de cabezas rapadas con Svásticas en los brazos. Lo que faltaba para completar el circo en el que muchos candidatos han convertido este proceso electoral. Bueno, la discriminación racial, está complementando a la discriminación política que ya se ha instalado en nuestro país como algo natural.
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