viernes, 22 de julio de 2011

DANAE ALVA RODRIGUEZ

Tenían que pasar más de cinco años para darme cuenta que mi vida definitivamente ya no era la misma, había cambiado. Todo lo trabajado era para crecer yo, pero ahora todo lo que puedo trabajar es para hacer que los cinco años se conviertan en un modelo de trabajo, dedicación, honradez y sobre todo lealtad. Así me permití ingresar en su mundo, sin permiso pero con preguntas simples; esperaba obviamente respuestas simples, pero nunca imagine que sus respuestas fueran exactas, gestuales y muy honestas. ¿Cómo estás en esta mañana de frio, como te sientes? Hay papá, ya empiezas otra vez (sonríe y se le ven los dientes que crecen), porque quieres entrevistarme…a lo que interrumpo ¿es que quiero dejar un texto de tu crecimiento? Crecimiento, si yo aun soy una niña, me falta crecer. Quiero ser más grande que tu, y quiero trabajar como tú, pero también quiero ser profesora de niños y policía. ¿Y cómo lograrás eso? Estudiando, eso no me dices siempre. Mira te digo una cosa, escojo un trabajo nada más, a ver…me gusta viajar como viaja mamá, me gusta bailar por eso estoy en el elenco de mi jardín y me gusta jugar. Pero. ¿Qué decides? Papá aun soy una niña ya no sé qué quiero. No te olvides de mi medicina, la mamá Norita me da a las ocho de la noche. Está bien, dime ¿te gusta tu jardín? Sí, porque jugamos, trabajamos en la computadora, pintamos y cantamos. ¿Pero aún no sabes escribir ni leer? Si sé ya, en el libro coquito que me enseña la mamá norita, dice mi mamá me mima, mi mama me ama. Y sé escribir mi nombre también el tuyo y el de mamá, el del tío Paúl y el de mis abuelos. ¿Te gusta viajar me dijiste…? Recuerdas que nos fuimos a otro país, donde subimos muchas escaleras, donde había lagartijas grandes en un parque, donde hay un río grande, recuerdas…sí le dije yo, fuimos a Guayaquil?, ese donde usábamos otro dinero, recuerdas que no usábamos el sol. Cuando vamos de nuevo, si porfa…me estoy portando bien verdad? A lo que me roba una sonrisa, me acaricia y me mira, me abraza y siento que el mundo deja de existir para poder sentir su pequeño corazón palpitar y sus hermosas manos que aun no están contaminadas por la sociedad. Dejo de reír y respondo ese abrazo sincero, con uno protector, pero con rabia porque algún día esa niña será mujer y quedará a merced de la hipocresía, maldad, envidia, engaño, en especial de las personas que se golpean el pecho y rezan a diario, exclamando a Dios para sembrar maldad. Entiendo que la entrevista ya no se debe continuar porque me parcialicé, una linda mujercita que me regala alegrías, penas, preocupaciones y cóleras. Intenté hacer de este ensayo una propuesta de trabajo, pero me derrotó el concepto de padre. Entendí que no podré ser periodista con mi familia, mucho menos con mi hija. Gracias Dánae Alva Rodríguez, por regalarme estos minutos de tu tiempo de juegos y de crecimiento en familia con papá, mamá tíos y abuelos. Gracias hija por regalarme hoy una sonrisa.

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