jueves, 8 de septiembre de 2011

ENTRE EL OYENTE Y EL “PERIODISTA”: EL DISCURSO RADIAL

ENTRE EL OYENTE Y EL “PERIODISTA”: EL DISCURSO RADIAL
Qué tipo de mensajes emiten hoy los medios hablados?, es la pregunta que me planteado cada vez que escucho radio. Actividad que hago especialmente cuando recorrer Trujillo; y cuando he visitado Chiclayo, Tacna, Tumbes, Piura, Tarapoto y Puerto Maldonado. Sé que podría tener una respuesta por mi breve paso por éstos, pero prefiero plantear un panorama que nos permita desarrollar este delicado tema que involucra tanto a dueños de radios, trabajadores, oyentes y el ente deontológico.
No estamos en contra de la propuesta empresarial de los medios radiales, es lo primero que quiero aclarar; pero si estoy en contra de la irresponsabilidad y la facilidad con la que se manejan los “discursos radiofónicos”. Los que son usados con mucha ligereza por “aventureros”, por personas poco profesionales o “mercenarios de la palabra” como se les llama en algunas ciudades de nuestro país.
Nuestra libertad de expresión (amparada en la constitución), exige que seamos responsables con lo que difundimos; esta libertad no es una carta abierta para que las ondas hertzianas sean usadas para difamar o amedrentar a otra persona a cambio de un beneficio: “auspicio publicitario”. Aquí debe intervenir el colegio de periodistas para registrar a los colegiados y denunciar a los que hacen del periodismo radial la más vil de las profesiones.
El oyente también es gravitante en este nivel, porque si existe un programa que desinforma y maneja sus ideales políticos como bandera de “cultura”, estamos creando solo apasionados de una idea que puede ser gaseosa; es decir opinamos sobre temas desconocidos y nos valemos del famoso: “han dicho en la radio”.
Alguna vez se preguntaron si el que emitió una información por radio, confirmó la veracidad de la misma?; se preocupó por ser honesto y dio tiempo a ambas partes involucradas en la noticia?; se han preguntado en qué se basa el agente transmisor de ideas de una radio (que muchas veces se hace llamar periodista), para poder opinar y con qué fin opina, qué pretende?
Es aquí donde intervienen los dueños de empresas de radio (medio de comunicación). No sólo es decir que: “la empresa no se hace responsable de los comentarios emitidos durante el siguiente programa”, si no que deben señalar cuál es aporte como medio de comunicación en la generación de cultura ciudadana, o deben ser claros al explicar el nivel de compromiso con el desarrollo de un pensamiento crítico del ciudadano. Esto solo se logra produciendo programas de nivel que generen debate de ideas.
El sub arrendar espacios horarios de una programación radial es una práctica común hoy en día entre los dueños de estos medios, por lo que no siempre se garantiza calidad. Y es una puerta abierta a que muchos extraños para que invadan la profesión del comunicador. Ante la falta de control aparece el desorden que es lo que se escucha en las radios. Discursos pobres y carentes de sustento, muchas veces pronunciados por resentidos o auto marginados de grupos políticos que hacen de este gran medio su trinchera de guerra.
Qué hacer al respecto?, se pueden sugerir muchos temas de solución, pero sólo el oyente tiene la última palabra. Si son inoperantes las acciones primarias por parte del colegio de periodistas, o el marcado desinterés de los dueños de las radios, es ahí donde interviene el público censurando esa mala práctica profesional y exigiendo un programa radial de calidad que le permita ampliar sus horizontes de entendimiento, y así generar una capacidad crítica en el mismo que le permita contribuir al desarrollo de su ciudad o su región, aportando ideas.
Nuestra realidad nos dice que este solución no podría ser viable por los factores socio culturales y económicos de nuestra región, pero yo estoy plenamente convencido que el trujillano es un hombre culto con ganas de desarrollarse, y los medios de comunicación no deben truncar esos hábitos. Nuestra tarea es complicada más no imposible. Exijamos discursos radiales con contenido.
Por Horacio Alexander Alva Villarreal
Periodista
comunicadoreslibres@gmail.com

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