martes, 9 de febrero de 2010

SOBRE RUEDAS, RUMBO A LA MUERTE AUDITIVA.

SOBRE RUEDAS, RUMBO A LA MUERTE AUDITIVA.
Por: Horacio Alva Villarreal.

A diario vivimos momentos importantes que marcan nuestro desarrollo humano. Pero a diario también debemos desplazarnos de un lugar a otro para encontrar lo que buscamos. Es ahí donde pretendo detenerme para explicar lo que se vive un día en las calles de una ciudad como cualquier otra; llena de gente, “cuchicheos”, autos, calor, muchos teléfonos móviles, “choferes acelerados”, muchos automóviles y sobre todo decibeles altos en los claxon de los vehículos.
Muchos estudiosos e instituciones especializadas en problemas auditivos concluyen que uno de los problemas de la pérdida de la audición es la excesiva exposición en lugares de mucha contaminación sonora, y la mayoría de estos son paraderos o esquinas con semáforos en los aros viales de nuestra linda ciudad, donde se viaja sobre ruedas rumbo a la muerte auditiva.

Estar expuestos a ruidos que sobrepasen los 70 decibles asegura que tu sistema auditivo acusará pérdida de sensibilidad con el pasar del tiempo, y algunos conductores de taxis y microbuses y especialmente los conductores de transporte interprovincial, te aseguran una contaminación permanente. Quien no ha sido victima de estos desquiciados choferes carentes de cultura y valores, que ni las papeletas más severas cambiarán dicha actitud. Sin desearles el mal a estos irresponsables sujetos dueños de un volante por horas, me gustaría que vivan solo por un día lo que significa escuchar a cada instante, en segundos, minutos y horas un claxon cerca a tus oídos “retumbándote” el alma. Sería una maldad desear eso, pero lo pienso solo para hacer cambiar de actitud a estos irresponsables individuos que nos llevan a una muerte auditiva segura.

No será fácil iniciar un movimiento que genere una cultura de conservación auditiva; tampoco abusemos de nuestra fortaleza, ni de nuestra suerte especialmente los que aun podemos oír y escuchar. Será importante iniciar desde nuestros reducidos grupos sociales una corriente que haga reaccionar a toda la gente, de lo contrario las consecuencias serán terribles para nuestra sociedad. Ser “sordo” como se le dice en el Perú al que no escucha, no solo te afecta emocionalmente, sino también en una cultura mediocre como la nuestra te condena, te limita y eso golpea tu desarrollo como ser humano; como persona que posea otras habilidades.

Muchos especialistas dirán que el desarrollo de las sociedades trae consecuencias, pero quienes las originan; las mismas sociedades acaso?. Es un tema que dejo a los sociólogos, médicos y analistas que podrán plantear con mayor exactitud lo antes expuesto por este ciudadano de a pie, que a diario pierde la oportunidad de seguir escuchando sus latidos del corazón. Porque la contaminación sonora está matando su sensibilidad auditiva. Esa que se va entre megáfonos que anuncian venta ambulante de frutas, discotecas y “chinganas” (bares de mala muerte), que suben el volumen de sus equipos para que en sus parlantes suenen alto las tecno cumbias, tele cumbias y demás cumbias, para capturar a insulsos parroquianos; y los infortunados conductores del transporte público que reniegan de su oficio (chofer, conductor, driver), desquitándose al hacer sonar sus bocinas con rabia y descuido, sin saber que a ellos también afecta la contaminación sonora que generan diariamente sobre ruedas, RUMBO A LA MUERTE AUDITIVA.

T. 09-01-2010.

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