No es ya una novedad que la misma crisis que el pueblo del Perú, vive a diario en sus casas, obligó a los profesionales y a los no profesionales, a invadir espacios que no les correspondían, e inclusive se han autodenominado “gurús académicos”, produciendo una lucha de conceptos acertados y muchos otros sin ningún criterio técnico ni profesional.
Cuando hablamos de esto, no sólo nos referimos a los que han invadido la medicina, odontología, la abogacía y otras áreas rentables laboralmente hablando; también queremos expresar nuestro rechazo a quienes se dedican a los ilícitos penales a vista y paciencia de sus mismos colegas. Queremos hablar también de la profesión que tiene una mayor responsabilidad pero que sigue siendo débil, ya que ha permitido que extraños la hagan suya, distorsionando el concepto de las comunicaciones.
Así es, nos referimos al periodismo. Una labor que es desarrollado por cualquiera que no cumpla ningún requisito, es más si producen dinero son bienvenidos. Desgraciadamente se ha producido una degeneración empresarial entre los dueños de medios, especialmente hablados, que ha permitido aperturar espacios a quienes no tenían características ni profesionales ni morales, salvo de aquellos que cursaron profesiones paralelas a las comunicaciones como la psicología, sociología y literatura.
Debemos ser hidalgos al aclarar que no todos los “invasores” de las comunicaciones, son elementos negativos, pero depende de su ambición por ser mejores y responder correctamente a una sociedad que se está cansando de los medios basura. En esta fase de competencias legítimas y no, desde el aspecto profesional, los integrantes de la comunidad han iniciado su propia construcción de medios, y lentamente los blog y las comunicaciones personales, están limpiando el sitio embarrado por los malos periodistas, por los mercantilistas de la información y por los “invasores”, esos que nunca entenderán que los medios no fueron hechos para difamar y calumniar.
Culpa también tienen los dueños de medios (mayormente hablados), quienes actuando irresponsablemente obtienen una señal o frecuencia y luego sub arriendan sus horas y obtienen la ganancia respectiva. Esto también se ha visto en seudos diarios, quincenarios y mensuarios que por obtener una utilidad publican las acciones negativas de empresas o personas, pero no con el fin informativo, sino por cumplir su amenaza y dejar en claro que para la próxima se publicarán perores cosas, esto no es chantaje, acaso esto no es una acción delincuencial. Respondan ustedes.
Y nuestra institución colegiada, los gremios que siempre piden respeto y las asociaciones que cumplen roles protocolares, dónde están para frenar esta invasión, dónde están para sancionar a quienes cometen faltas. Ahora saben que es más fácil entrar al mundo periodístico (por el techo), que sacarlos a patadas. No es una broma ni una amenaza, lo real es que cada vez hay más periodistas malos que buenos, y eso la sociedad nunca lo perdonará.
Un punto que también es de reflexión y lo hemos tratado ligeramente, se refiere a la oportuna regulación de los medios, mas en el aspecto económico que periodístico, ya que esta última labor le compete al colegio de periodistas. Y como juez final será la comunidad, quien decida que medio es bueno y que es malo; pero cuando aparecen muchos medios malos, solo tendremos mediocridad.
Cuando hablamos de esto, no sólo nos referimos a los que han invadido la medicina, odontología, la abogacía y otras áreas rentables laboralmente hablando; también queremos expresar nuestro rechazo a quienes se dedican a los ilícitos penales a vista y paciencia de sus mismos colegas. Queremos hablar también de la profesión que tiene una mayor responsabilidad pero que sigue siendo débil, ya que ha permitido que extraños la hagan suya, distorsionando el concepto de las comunicaciones.
Así es, nos referimos al periodismo. Una labor que es desarrollado por cualquiera que no cumpla ningún requisito, es más si producen dinero son bienvenidos. Desgraciadamente se ha producido una degeneración empresarial entre los dueños de medios, especialmente hablados, que ha permitido aperturar espacios a quienes no tenían características ni profesionales ni morales, salvo de aquellos que cursaron profesiones paralelas a las comunicaciones como la psicología, sociología y literatura.
Debemos ser hidalgos al aclarar que no todos los “invasores” de las comunicaciones, son elementos negativos, pero depende de su ambición por ser mejores y responder correctamente a una sociedad que se está cansando de los medios basura. En esta fase de competencias legítimas y no, desde el aspecto profesional, los integrantes de la comunidad han iniciado su propia construcción de medios, y lentamente los blog y las comunicaciones personales, están limpiando el sitio embarrado por los malos periodistas, por los mercantilistas de la información y por los “invasores”, esos que nunca entenderán que los medios no fueron hechos para difamar y calumniar.
Culpa también tienen los dueños de medios (mayormente hablados), quienes actuando irresponsablemente obtienen una señal o frecuencia y luego sub arriendan sus horas y obtienen la ganancia respectiva. Esto también se ha visto en seudos diarios, quincenarios y mensuarios que por obtener una utilidad publican las acciones negativas de empresas o personas, pero no con el fin informativo, sino por cumplir su amenaza y dejar en claro que para la próxima se publicarán perores cosas, esto no es chantaje, acaso esto no es una acción delincuencial. Respondan ustedes.
Y nuestra institución colegiada, los gremios que siempre piden respeto y las asociaciones que cumplen roles protocolares, dónde están para frenar esta invasión, dónde están para sancionar a quienes cometen faltas. Ahora saben que es más fácil entrar al mundo periodístico (por el techo), que sacarlos a patadas. No es una broma ni una amenaza, lo real es que cada vez hay más periodistas malos que buenos, y eso la sociedad nunca lo perdonará.
Un punto que también es de reflexión y lo hemos tratado ligeramente, se refiere a la oportuna regulación de los medios, mas en el aspecto económico que periodístico, ya que esta última labor le compete al colegio de periodistas. Y como juez final será la comunidad, quien decida que medio es bueno y que es malo; pero cuando aparecen muchos medios malos, solo tendremos mediocridad.
PC. Horacio Alva Villarreal.
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