viernes, 23 de mayo de 2008

A LA POLICIA SE LE RESPETA?

Como reportero, me ha tocado vivir las más gratas experiencias. Pero cuando fui reportero policial, entendí que había un nuevo aprendizaje que no debía desperdiciar. El conocer nuevos términos, el hacer trabajos distintos y vivir cada hecho policial, me enseñó a comprender el trabajo de los custodios del orden. No con esto quiero apañar ni encubrir a los malos agentes que desmerecen la labor policial.

Soy integrante del grupo de reporteros policiales, llevé el primer y tercer curso, me involucré con los personajes, entendí las funciones de cada área, hasta la de inspectoría. Conocí en su labor al oficial Ortiz, (desde mi óptica el más operativo), me identifiqué con la gente de OINFO, trabajé con los amigos de la policía ecológica, viví de cerca el proyecto de la policía comunitaria. Y vi pasar a muchos generales por esta dirección territorial, también mis colegas y quien escribe vivimos la agresión de muchos policías en muchas ocasiones.

Como periodista, debo ser claro al señalar que esta institución es la más frágil de todas las castrenses, por sus serias limitaciones y por todas las denuncias en su contra (en especial los de tránsito). A nivel nacional se publicaron sendos informes sobre corrupción enquistada en las más altas esferas de la policía, algo que nunca se pudo comprobar, porque ya no se continuó con la investigación.

Es muy complicado calificarla (como institución), porque sería parcializado; pero creo que se debe contar ambas caras: Ciudadanía y Policía. A diario leemos, oímos y vemos, noticias lamentables, donde la delincuencia avanza, y aparecen los abogados, los fiscales y hasta los secretarios de juzgados. Eso la población lo percibe y saca sus propias conclusiones. Entiende que alguna institución no cumple con su labor óptimamente.

Aquí los medios de comunicación juegan un rol importante, ya que depende de ellos la imagen o prestigio de cada una de las instituciones mencionadas, pero no se olviden que los medios también se deben a la colectividad, y son los últimos lo que se encargan de analizar las labores, actividades o acciones realizadas por cada una de ellas.

La carencia de efectivos, de equipamiento computarizado, ambientes específicos, movilidad y sobre todo, honorarios justos, no deben ser tomados como resortes para actuar al margen de la ley y del código de ética policial; por el contrario deben ser motores para seguir trabajando y lograr limpiar la imagen policial. Recuerde: “A la Policía se le Respeta”, gánense ustedes también ese respeto.

En esta nueva fase de acción, y con las mismas deficiencias, ustedes amigos de la policía deben asumir un rol más activo, más operativo y si fuera posible más efectivo y recuperar la tranquilidad que nuestra ciudad vivió hace algunos años, tranquilidad que fue arrebatada por la proliferación de bandas delincuenciales que aún operan y mantienen en jaque a nuestra sociedad.

Puede leerse descabellado, pero la comunidad no siente que la policía diseña un plan de trabajo a largo plazo, porque cada dos años los generales son rotados y cada quien aplica su propia idea de trabajo, perdiendo tiempo, ese valioso tiempo que la delincuencia sabe utilizar para operar. Propuestas como la compra de vehículos nuevos, de la ropa nueva, armamento y equipo nuevo de realidades europeas o norteamericanas, creo que yo que no frenaran al hampa organizado, porque no se invierte en capacitación tecnológica ni en la personal, ahí, la delincuencia si marca la diferencia. La policía siempre esta “a un paso de capturarlos”, pero nunca esta a un paso delante de ellos.

Eso seria lo ideal, pero lo real es que recién se aperturaron escuela de policías en varias ciudades del país, y una de ellas aquí en Trujillo. El reto sigue siendo grande, pero los horizontes inciertos. No hemos oído hablar de la limpia interna de la policía, pero si seguimos escuchando las denuncias contra los malos efectivos. Y seguimos observando a custodios del orden en labores administrativas, o de vigilancia privada en bancos y de demás instituciones que nada tienen que ver con la ciudadanía.

Y si se propone un cambio radical, como el fijarle metas a la policía, constante evaluación y directa supervisión y administración de las municipalidades. No la haremos más competitiva. Como lo son en los países desarrollados. En esas ciudades, los policías tienen ya una gran ascendencia militar (mayormente son ex soldados), y cumplen horarios de trabajo establecido en base a un contrato, que la ciudadanía sigue pagando, pero cuando no se cumple, el contrato se resuelve, y se busca a un efectivo con mayor capacidad, generando así competencia interna y sobre todo se evitan errores.

Para finalizar creo que debemos pensar en una gran comunidad, pero que apunten a objetivos claros en la lucha contra el crimen, para que los medios y la comunidad se involucren haciendo un todo de nuestra sociedad.

Gracias.

Lic. Horacio Alva Villarreal.
Periodista Colegiado.

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