domingo, 27 de abril de 2008

Si no lees, no produces.

Debo reconocer que cuando yo aún transitaba por la universidad, leía poco, pero señalo enfático que leía mucho más de lo que los jóvenes de hoy leen. Ahora, ya en la vereda de enfrente, veo con nostalgia que esos años si pasaron y no dejaron huellas en los estudiantes de comunicaciones. Ahora es común que ellos sólo leen cuando se les obliga.

En las estadísticas de la biblioteca de la UCV, los alumnos de comunicaciones no aparecen en esos resultados. Es decir que muy poco acuden a la biblioteca, eso es preocupante. Desde que las estrategias cambiaron y los alumnos podían seguir comunicaciones sin ninguna inclinación periodística. Ya nadie lee. El gran pretexto es simplemente uno: "yo no quiero ser periodista" dicen equivocadamente todos, los casi 500 alumnos de Trujillo.

A veces somos los profesores, o agentes informantes, los que obligamos a leer desde una obra clásica, hasta una actual, ganándonos la antipatía de los alumnos, y cuando se nos evalúa, simplemente actúan por rencor sin ver con claridad las cosas, pero eso lo consideramos como acciones propias de la labor. Pero, qué podemos hacer desde dentro: seguir obligándolos a leer, a analizar, a observar. Y hasta cuándo?

Nuestra idiosincrasia es muy perversa y hasta agresiva, pero lo que no se perdona, es que ésta no permite que otros se desarrollen, ni siquiera uno mismo (viva el Perú!). Es decir: el chisme, la maldad, la envidia y la ignorancia parecen estar enquistados en todos nosotros, durante nuestra formación pre escolar, escolar y colegial. (Si existe el término).

En las escuelas y colegios los docentes simplemente son profesores que no aplican dinámicas ni métodos que permitan al alumno descubrir y vivir nuevas experiencias, bajo sus propios "métodos"(y disculpen la redundancia). A veces eso mismo ocurre en las universidades. Recuerdo con nostalgia el “aprender haciendo”, las políticas eran diferentes, el total apoyo a la creatividad, no había miedo al error o derrota; es más eso estaba dentro del margen. Ahora so ya no existe.

No quiero eximir mis responsabilidades pero tampoco quiero dejar de llamar la atención de los que están involucrados en esto. Profesores, directores de escuela, secretarios académicos, decanos y demás autoridades de la universidad, hasta los mismos dueños. Todos deben sumar para hacer una fuerza que le permita al alumno demostrar sus habilidades. Como hacíamos antes.

Y así podríamos tener en las aulas universitarias alumnos motivados, decididos a leer y sobretodo a analizar la realidad desde esa perspectiva. Como ven es un tema complejo pero no delicado, cuando decidamos apostar por proyectos que involucran responsabilidades docente, y subvención universitaria, el alumno no dudará en decidir que profesión seguir y en qué universidad.

Entonces debemos señalar que a ésta profesión deben acudir alumnos que les guste leer, y así salir de esa penosa ubicación en el ranking de lectura por facultades en la universidad Vallejo. Que estén dispuestos a analizar su realidad y sobre todo tengan las facilidades para demostrar que sus propuestas merecen la atención de sus autoridades. Todos como una familia universitaria o de facultad, estamos en la obligación de permitir que nuestros profesionales demuestren el nivel que la sociedad espera. Y a los padres les debemos señalar que deben exigir en sus hijos la lectura pero con análisis.
Horacio Alva Villarreal

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